café y queso

 

Los maridajes están a la orden del día. Y ya no son solo una relación de vinos aplicados a platos en grandes restaurantes. Hay propuestas de todo tipo: vino y chocolate, tés y comida… O café y queso.

Puede parecer una locura, pero las características organolépticas del café y de algunos quesos generan una combinación que hacen que la mezcla café queso suponga una experiencia única para los sentidos.

Sabemos que puede parecer raro en un inicio. Pero si lo piensas, igual de raro resultaba hace unos años mezclar un robusto tinto de reserva con el chocolate puro. Y el tiempo ha demostrado (y democratizado) esta práctica. Hasta el punto de que cada vez son más las personas que realizan este exquisito maridaje en su propia casa.

Pues ha llegado la hora de ampliar horizontes y dar un paso hacia el equilibrio que se forma entre el café y el queso. Estamos seguros de que, si sigues nuestros consejos y pruebas un par de opciones, te volverás una persona totalmente aficionada a este juego gustativo tan especial.

 

Pero antes… un poco de historia

No, tomar café y queso no es fruto del ingenio de algún chef de vanguardia. De hecho, en algunas zonas del mundo es una tradición más que habitual y centenaria. Y no hay que viajar demasiado lejos: basta con dirigir la mirada hacia Francia.

Si has viajado al país galo, seguramente te haya sorprendido que en las cartas de los restaurantes, las tablas de queso se colocan junto a los postres. ¿Por qué? Porque los franceses son muy aficionados a terminar la comida con una porción de un excelente queso cremoso o el intenso sabor de un queso azul.

Este sería el primer paso, pues acerca el queso al final de la comida y lo sitúa, a diferencia de en España, que se toma como aperitivo, justo antes del final de la comida y, por tanto, del café.

¿Quién pasa la barrera y mezcla, en el mismo momento, ambos ingredientes? Volvamos de nuevo a la gastronomía. Has terminado una copiosa comida en tu restaurante favorito y el camarero te pregunta si tomarás postre: «La tarta de queso y café, por favor».

¡Sorpresa! Quizá no hayas caído hasta el momento, pero una tarta de queso está hecha, esencialmente, de queso. Así que, si eres aficionado a este tipo de postres, formas parte de ese grupo de gente que ya ha probado los placeres de maridar queso y café.

Lo mismo ocurre con el postre más típicamente italiano, el tiramisú, en el que el café y el queso crema se mezclan para crear una tarta que ha traspasado todas las fronteras internacionales.

Pero hay más: en Francia hay quien incluso moja el queso en café, como si de una tostada se tratase, porque el resultado ofrece un estímulo único para las papilas gustativas. Sabemos que de primeras puede parecerte una extravagancia, pero es muy probable que si lo prueba acabes siendo un fanático de la causa.

 

El kaffeost: la versión 2.0 del café con queso

Por si todavía no estás del todo convencido, te diremos que en los países escandinavos van todavía más allá con una receta popular y consumida de manera general: el kaffeost.

¿Qué es? Pues nada más y nada menos que un café al que se le echan unos cubitos de queso, tradicionalmente de leche de reno, aunque actualmente se sustituye por opciones de vaca o cabra.

Tomar esos cubitos al acabar el café, después de un largo rato sumergidos en el líquido, es una verdadera experiencia que desmonta tus sentidos y te ofrece un nuevo universo de posibilidades.

Es el momento, entonces, de romper con los prejuicios y dar un paso más allá con la elección de piezas de queso genuinos. Mezclar café con queso crema o con opciones más curadas no resulta ya tan extraño, ¿verdad?

 

¿Por qué maridan queso y café?

Desde el punto de vista científico, el queso y el café están destinados a encontrarse. Las características organolépticas. El lácteo es ideal para elevar las notas aromáticas del café. Y, por otra parte, el café consigue equilibrar los sabores de los quesos más intensos.

El proceso es bastante parecido al que ocurre con los vinos; se da, entre el café y el queso, una relación de entrega y recepción por ambas partes que genera una sintonía única destinada a explotar en tu paladar.

Para que la magia funcione, solo hay que tener en cuenta algunos detalles puntuales en cuanto al tipo de queso elegido. Porque no todos los quesos combinan con el café, claro.

La intensidad de sabor del queso

Una intuición natural te estará haciendo pensar en que la intensidad del sabor del queso y el grado de acidez del café deben estar relacionados. ¡Es cierto! Un queso suave como nuestro tierno de oveja funcionará mejor con un café poco intenso, por ejemplo.

Pero, generalmente, los quesos que más resultado dan son los curados y semicurados de oveja. A pequeños bocados, combinados con pequeños sorbos, estarás rozando el cielo con el paladar sin apenas esfuerzo.

Nosotros hemos tenido interesantes experiencias con el queso manchego curado de Dehesa Zacatena. El proceso artesanal de producción del queso hace que este tenga un equilibrio de sabor perfeccionado durante más de treinta años.

Y el sabor característico que se obtiene de la alimentación de las ovejas en la dehesa hacen que el queso tenga unas características que podrían parecer perfectamente pensadas para este tipo de maridaje. Te animamos a probarlo y a que nos cuentes qué te parece.

El tipo de café

Es cierto que cualquier café marida perfectamente con uno de nuestros quesos. Pero también es interesante pensar en la calidad de este: un café recién molido, con cuerpo y aroma y medio dedo de espesa espuma siempre ofrecerá una experiencia mucho más atractiva que un café instantáneo.

Para tu primera incursión en esta combinación tan rica de café y queso te recomendamos reservarte un café de calidad y un queso artesano. Seguramente después no querrás probar otra cosa.