como congelar queso

 

El queso es un alimento que no nos cansamos de comer. Pero en ocasiones nos regalan una pieza grande o acumulamos distintos quesos, por lo que tenemos que pensar cómo conservarlo para que no se estropee y poder disfrutarlo en perfectas condiciones. En estos caso, nos puede surgir la duda de si se puede congelar el queso y cuál es la mejor forma de hacerlo para no perder sus aromas, textura y sabor.

 

¿Se puede congelar el queso?

La respuesta no es tan sencilla. Depende del tipo de queso que queramos congelar y cómo lo preparemos para su paso por el frío. El queso es un alimento que, dependiendo de su proceso de elaboración tiene unos porcentajes distintos de agua y grasas. Por lo tanto, no todos los quesos congelan igual de bien.

Los que tienen gran cantidad de agua, soportan peor el proceso de congelación, ya que tienden a cristalizarse por muy bien que los protejamos, ya sea al vacío o en recipientes aptos para el congelador.

Por otra parte, los quesos más grasos pueden ponerse rancios, debido principalmente a la cantidad de grasas. Además, su textura puede verse afectada, sobre todo en quesos grasos y sin curación.

Podemos afirmar que sí se pueden congelar muchos tipos de queso. Solo debemos tener en cuenta que cada uno debe congelarse de una forma determinada para asegurarnos que tras la descongelación serán agradables de comer y se mantendrán la mayor parte de sus propiedades organolépticas.

 

Tipos de queso que se pueden congelar

La mayoría de los quesos resisten el congelado, pero no todos nos darán iguales resultados.

Los quesos que mejor se congelan suelen tener poca agua, poca grasa o ambas características.

Los quesos denominados magros son aquellos que cuentan con un porcentaje de grasas de entre un 10 y un 25 por ciento de grasas. Aquí encontramos quesos como el tierno, camembert, mozzarella, cheddar, o el queso de bola.

Los semigrasos contienen entre un 25 y un 30 por ciento de grasas en su composición. Entre estos encontramos el queso manchego, parmesano, brie, gouda o el queso azul.

Los quesos grasos también se pueden congelar, pero dependiendo de su contenido en agua, los resultados serán distintos. Se clasifican como grasos todos los quesos que tienen más de un 30 por ciento de grasas en su composición. Se puede congelar el queso curado, reserva, y los quesos con mohos como el roquefort o el gorgonzola. El queso de untar también suele tener un alto contenido en grasa, pero al tener más agua, suele verse más afectado por la congelación.

Los quesos frescos también pueden congelarse, pero hay que tener en cuenta que son los que más afectada ven su sabor y su textura. Es el tipo menos recomendable para su congelación.

También se puede congelar el queso rallado y además, es un tipo de presentación que congela muy bien, al igual que el queso en lonchas, el queso en barra y el queso fundido.

 

¿Cómo se congela el queso?

Para obtener los mejores resultados, debemos saber cómo congelar el queso según la variedad.

Quesos frescos

Los quesos frescos tienen poca grasa pero mucha agua. Por tanto, al descongelarlos su textura y sabor variarán. Si quieres evitar al máximo estos cambios, seca muy bien la pieza que vayas a congelar y tápala con papel film. Luego, introduce el queso en una bolsa hermética. Si cuentas con una envasadora al vacío, los resultados serán mejores. Los quesos frescos y los frescos de Burgos se mantienen bien en el congelador hasta un mes, no es recomendable mantenerlos más tiempo o irán empeorando sus cualidades.

Quesos magros

Los quesos magros se comportan bien ante la congelación. De entre estos, los que tienen menos agua son los mejores para congelar. Puedes guardarlos en cuñas o en lonchas. Si escoges guardarlo en cuñas, recuerda envolverlas bien en film y después en una bolsa hermética o al vacío. Corta las cuñas con un tamaño que te permita gastarla toda una vez la descongeles. Estos quesos aguantan bien hasta un mes y medio en el congelador.

Quesos grasos

Los quesos grasos semiduros o duros pueden congelarse en cuñas, lonchas o rallados. Rallar el queso es una buena opción para aquellos que son más duros como el parmesano o el manchego curado. El queso rallado no pierde sabor y textura y se puede usar directamente en platos calientes sin descongelar. Si el queso es de olor fuerte, además del film, usa un recipiente apto para el congelador para guardarlo. Las bolsas de vacío también funcionan genial para evitar el traspaso de olores. Duran hasta tres meses en el congelador.

Hay quesos grasos con mucha agua, como es el caso del queso crema. Si congelas este tipo de queso es mejor hacerlo en su propio envase o en un recipiente apto para congelar. Ten en cuenta que el suero y la grasa tienden a separarse con el congelado. Por tanto, el queso crema una vez descongelado debe ser batido y da mejores resultados si se utiliza para postres, untables o recetas que necesiten de ese paso por la batidora o robot de cocina.

 

¿Cómo descongelar el queso?

Congelar y descongelar queso es sencillo, pero hay que seguir unas pautas para que salga bien. Independientemente del tipo de queso, hay que descongelarlo siempre en la nevera. Sácalo del congelador al menos dos horas antes de su consumo. Una vez descongelado, deja que se ponga a temperatura ambiente antes de servirlo. El queso rallado se puede usar directamente sin descongelar previo paso por el fuego en platos como lasañas, risottos, gratinados…

 

Alternativas para conservar el queso en buen estado durante más tiempo

Además de congelar el queso, hay otras alternativas para que duren más tiempo.

Almacenaje correcto

Guarda el queso en un lugar fresco y seco, alejado de la luz, del fuego y de olores fuertes. Cubre bien el queso con un paño limpio. No te recomendamos que uses papel film, ya que puede condensar la humedad y estropear el queso. Los quesos frescos y quesos crema siempre deben ir a la nevera. Utiliza siempre cuchillos limpios que no hayan tocado otros alimentos antes de cortar el queso.

Aceite

Algunos quesos se pueden conservar en aceite de oliva virgen extra. Si añades unas hierbas aromáticas y otras especias, conseguirás un queso muy especial. Retira la corteza del queso y corta a tu gusto en dados o lonchas. Usa un buen aceite de oliva y los aromatizantes que más te gusten, tomillo, romero, cayena, laurel… Mete el queso en un tarro de cristal hermético junto a los aromatizantes y cubre completamente con aceite. Guárdalo en la despensa.

 

Ya sabemos que se puede congelar el queso y cómo hacerlo para no estropear su sabor y textura. Recuerda que para tener los mejores resultados es imprescindible protegerlos del frío en bolsas o recipientes herméticos y descongelarlos sin prisas, siempre en la nevera. Con estos consejos seguro que todo sale a pedir de boca.