queso con moho

 

El queso: ese gran conocido. El queso con moho, ese gran amigo… ¿O no? ¿Lo sabes todo del queso? Es una vianda más que beneficiosa para nuestra salud y no puede faltar en nuestra nevera, pero, a veces, esas motitas que tiene en su superficie van más allá de sus características propias y no sabemos si estamos ante un manjar o ante un producto estropeado. No te preocupes: nosotros te ayudamos a reconocer un queso caducado o en mal estado.

 

Claves para saber si un queso está en mal estado o caducado

Sabemos que el queso te gusta tanto que es inevitable comprar poco, pero la primera clave para que no se eche a perder un buen queso es no excederse y adquirir la cantidad justa: así se aprovechará toda la cuña y no habrá que tirar nada a la basura. Además, una vez que lo tengas en casa, es bueno que tengas presente una serie de consideraciones, para que lo cuides como la mejor de las joyas.

El primer indicio que debemos seguir es la fecha de caducidad o consumo preferente del envase. No así, podemos consumir el queso alrededor de esta fecha, siempre y cuando no presente signos de estar en mal estado. Y para detectar estos signos, nosotros y nuestros sentidos somos la clave.

 

Mímalo

Según el tipo de queso, deberás tener más o menos cuidado a la hora de conservarlo, puesto que, según su humedad, el tiempo jugará más o menos a su favor. Los quesos más húmedos, como los quesos frescos o tiernos, tienden a estropearse antes, mientras que los quesos más duros, como los semicurados o curados, se mantienen mejor. El mejor consejo es que los guardes en la nevera, bajo estas pautas:

  • Los quesos azules duran como máximo una semana.
  • Los frescos y de pasta suave (como el brieo el camembert) aguantan entre una semana y diez días.
  • Los duros pueden conservarse en la nevera hasta seis meses, si aún no has abierto el envoltorio original.

Si están abiertos, rebajan su margen, siempre que lo conserves en papel film transparente o papel encerado. El lugar idóneo dependerá de la tipología del queso, pues no todos los quesos son iguales en composición ni procesamiento y, por tanto, no todos se conservan en las mismas condiciones durante el mismo tiempo: una temperatura muy fría en la nevera puede agrietar y resecar el queso. Por lo general, puedes conservarlo en el cajón inferior, la parte de las frutas y verduras (a unos 10 grados). No obstante, un queso fresco resistirá mejor en la parte alta de la nevera (a unos 4 °C) y los de pasta blanda y azules, en la parte media (entre 4 y 8 °C).

También pueden almacenarse en tupper, bien cerrado, aunque el plástico o el aluminio impiden que el queso transpire y se humedezca demasiado. Sácalo de la refrigeración unos 30 minutos antes de su consumo, para que estén a una temperatura y textura óptima.

Si vives en un lugar muy frío o lo vas a consumir muy rápido, puedes dejarlo en una quesera a temperatura ambiente, en las terrazas o en las zonas frescas de la cocina, solo en invierno en los días de baja temperatura, pero no es lo más aconsejable.

 

Míralo

Moho sí, pero insectos… ¡huye! En algunos casos, sus propias características organolépticas como el color del queso (los azules) implican ciertas bacterias, pero cuando empiezan a estar pasados tiende a aparecer moho. Si observas moho en quesos duros o semiduros, puedes retirar hasta un centímetro de producto y aprovechar el sobrante. Si el queso es de tipo blando o fresco, habrá que desechar todo el trozo.

También es posible discernir si el queso está en mal estado observando su corteza. Si está en mal estado, estará arrugada, muy oscura o más reseca que el resto de la pieza.

 

Huélelo

El queso huele de forma característica, pero cuando un queso pasa de oler a queso a oler mal, fuerte, a podrido o desagradable, estará caducado. No es lo mismo un olor intenso que un olor a amoniaco o excesivamente penetrante.

 

Pruébalo… (con cuidado)

Si te llevas un pedazo de queso a la boca y sabe agrio, no sigas comiendo por mucha pena que te dé, aun habiéndolo conservado bien e incluso encontrándose en fecha de consumo. Si notas su sabor distinto, si su textura es cremosa cuando no debería, grumosa, harinosa, excesivamente grasa o muy húmeda, tíralo.